36. La Iglesia:
Su Propósito y Comisión
por Lewis
Sperry Chafer
En la era actual Dios está dando a conocer
su sabiduría y está manifestando su gracia ante las
huestes angélicas por medio de la iglesia
(Ef. 3:10). En el cielo, la iglesia
será por toda la
eternidad la
ilustración de
lo
que
la gracia
de
Dios
puede hacer
(Ef.
2:7). Sin embargo, estrictamente hablando, la comisión divina de la iglesia se entrega más bien a individuos que a un grupo corporativo. Cristo, como cabeza
de la iglesia,
puede dirigir a cada creyente en los senderos de la voluntad de Dios en armonía con sus dones personales y el plan de Dios para la
vida individual. Sin embargo, todo esto está en armonía con el propósito general de Dios para la iglesia en el tiempo actual. En la iglesia como cuerpo, Dios está cumpliendo
un propósito divino presente que se está revelando exactamente como fue
profetizado en las Escrituras.
A. El Actual
Propósito Divino En El Mundo.
El actual propósito
divino para esta era no es la conversión del mundo, sino el llamamiento a
todos los que creerán en Cristo, a fin de que salgan del mundo y formen el cuerpo de Cristo que es la iglesia. Es cierto que el mundo se convertirá y que habrá un reino de justicia en la tierra; pero, según la Biblia, el día de una tierra transformada, lejos de ser el resultado del servicio
cristiano, no precederá
a la venida de Cristo, sino que vendrá después, y solo será posible por su presencia y poder
inmediatos.
Es después de ser cortada la Piedra —símbolo del regreso
de Cristo— que Dios establece
un reino eterno en la tierra (Dn.
2:44-45). Es después del regreso del Señor y de la toma de posesión
del trono de su gloria que El dice a las ovejas de su mano derecha que entren en el reino terrenal preparado para ellas
(Mt. 25:31-34). Del mismo modo, es después que se le ve descender del
cielo que Cristo reina mil años sobre la tierra (Ap. 19:11-20:9; cf. con Hch. 15:13-19; 1 Co. 15:
20-25).
Al anunciar los rasgos
peculiares de esta era (Mt. 13:1-50), el Señor hace mención de tres características
principales:
1) El lugar de Israel en el mundo sería como el de un tesoro escondido en el campo (Mt.
13:44); 2) el mal continuaría
hasta el final de la era (Mt. 13:4, 25,
33, 48); y 3) serán reunidos los hijos
del reino, comparados con el trigo, la perla de gran precio y los buenos peces (Mt. 13:30,
45, 46, 48).
De estas tres características de la era se desprende que el propósito
supremo de Dios para esta
edad es la reunión de los hijos del reino. De acuerdo con esto, se afirma en Romanos 11:25 que
la ceguera actual de Israel durará hasta que sea completada la iglesia (nótese Ef. 1:22-23),
hasta el fin de la era de especial bendición para los gentiles.
De igual modo, el misterio de iniquidad, el mal, seguirá obrando durante la era actual, aunque
restringido, hasta que el que lo detiene, el Espíritu de Dios, sea quitado de en medio (2 Ts. 2:7).
Como
el Espíritu se ira solamente cuando haya completado el llamamiento de la iglesia, el
propósito inmediato
de Dios no es la corrección
del mal en el mundo, sino el llamamiento de
todo el que crea. Aún falta cumplir los
pactos de Israel (Ro. 11:27), y el mal será
desterrado de la tierra (Ap. 21:1); pero el propósito
actual de Dios, y todo evidentemente espera esto, es terminar
de completar
la iglesia.
En Hechos 15:13-19
se da la sustancia del discurso de Santiago al concluir el primer concilio de
la iglesia en Jerusalén. La ocasión de este concilio fue la necesidad
de determinar la cuestión
del propósito actual de Dios. La Iglesia
primitiva estaba compuesta mayormente por judíos, y éstos
estaban confundidos en cuanto a su propia posición nacional a la luz del hecho de que el
nuevo evangelio estaba fluyendo hacia los gentiles.
Jacobo sostiene que, según la experiencia
de Pedro en la casa de Cornelio el gentil, Dios está visitando
a los gentiles para tomar de ellos
pueblo para su nombre. "Después de esto", dice Jacobo, el Señor regresará
y entonces cumplirá
sus propósitos para con Israel y los gentiles.
La implicación práctica de todo esto en relación con el tema de este estudio es que, en la era
actual, el creyente individual
(y mucho menos la iglesia) no ha sido puesto para la realización de un programa de mejoramiento mundial; en cambio, el creyente es llamado a ser testigo de Cristo
y de
su gracia salvadora en todo el mundo, y por medio de este ministerio de predicación el Espíritu de Dios cumplirá el propósito divino supremo de
la era.
B. La Formación De La Iglesia
Cristo profetizó que El edificarla su iglesia (Mt. 16:18), y el apóstol Pablo comparó la iglesia
con una estructura de piedras
vivas que crecen para formar un templo vivo en el Señor y son
edificados para morada de Dios en el Espíritu (Ef. 2:21-22). Del mismo modo, el ministerio del
creyente de ganar almas y edificar el cuerpo de Cristo no continua para siempre, sino "hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios a un varón perfecto,
a la medida de la estatura
de la plenitud de Cristo" (Ef. 4:13). La "estatura de la plenitud de Cristo
no se refiere al desarrollo de hombres semejantes a
Cristo, sino más bien al desarrollo del cuerpo de Cristo hasta su completa formación (Ef. 1:22-23). El mismo aspecto de la verdad vuelve a ser
anunciado en Efesios 4:16, donde
los miembros del cuerpo, como las células vivas del cuerpo
humano, se presentan como Si estuvieran
en una actividad incesante para ganar almas y, por lo
tanto, están haciendo crecer el
cuerpo.
C. La Comisión Del Creyente
Cristo predijo que la siembra que iba a caracterizar a la presente
dispensación daría como resultado
que
una
cuarta parte
llegaría
a
ser
trigo
(Mt. 13:1-23). Sin embargo,
aunque
predicación del evangelio se relaciona
con la vida y con la muerte (2 Co. 2:16), el hijo de Dios
es comisionado para instar a tiempo y fuera de tiempo en sus esfuerzos por ganar los perdidos. Ha
sido designado para ir por todo el mundo predicar el evangelio a toda criatura
(Mr. 16:15), sabiendo que la fe viene por el oír y el oír por la Palabra de Dios Ro. 10:17). También se afirma en 2 Corintios 5:19 que Dios, que estaba
en Cristo reconciliando consigo al mundo, nos ha
entregado la palabra de la reconciliación. "Así que somos embajadores en nombre de Cristo,
como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconliaos con
Dios" (2 Co. 5:20).
Este ministerio
está sobre cada creyente y puede
ser ejercido de muchas maneras.
1. El
evangelio puede
ser presentado a
los inconversos, por
medio de
ofrendas. Evidentemente,
hay muchos
creyentes sinceros
que no han despertado
a la efectividad de la
acción de dar de su sustancia con este
objeto. El mensajero no puede ir a menos
que sea enviado, pero el que lo envía un coparticipe en el servicio y ha invertido su dinero en bonos que pagarán dividendos
eternos.
2. El evangelio puede ser presentado
a los inconversos en respuesta a las oraciones.
El que dijo: "Si algo pidiereis en mi nombre yo lo haré" (Jn. 14:14), ciertamente enviará
obreros a la mies en contestación a las oraciones. Se prueba fácilmente que no hay ministerio más fructífero para el hijo de Dios que el de la oración; sin embargo, cuán pocos parecen comprender que las almas se salvan por medio de ese
servicio.
3. El evangelio puede ser presentado a los inconversos por medio de la palabra hablada.
Puesto que todos han sido comisionados
para la realización de esta tarea, es necesario observar
ciertas condiciones imperativas: a) el mensajero debe estar deseoso de ser puesto
donde el Espíritu lo
desee; b) el mensajero debiera
ser instruido en cuanto a las verdades precisas que constituyen el evangelio de la gracia que tiene la misión de declarar; c) el mensajero debe estar lleno del Espíritu Santo, o le faltará la pasión propulsora
por los perdidos, que es lo único que lo
lleva a uno a un servicio de ganar almas
valiente e infatigablemente. "Cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo —dijo Cristo—, me seréis testigos..." (Hch. 1:8). Sin esta plenitud no
habrá
disposición para
testificar.
Pero estando
llenos,
nada
puede
impedir el flujo de la compasión
divina (Hch. 4:20).
4. El evangelio puede ser presentado por diversos medios mecánicos tales como la literatura,
la radio, La televisión y la música sagrada. Sin consideración del medio usado, la verdad debe
ser presentada de tal modo que el Espíritu Santo pueda usarla.
5. Indudablemente el Espíritu
Santo usa muchos otros medios en la difusión
del evangelio, por ejemplo, instituciones educacionales donde se preparan predicadores, La aviación misionera que sirve para transportar a los hombres que llevan el evangelio, y la página impresa. Aunque no todos
los cristianos
estén igualmente dotados para predicar directamente el evangelio, cada
cristiano tiene parte en
la responsabilidad
de hacer
que el evangelio sea
predicado a
toda criatura.
PREGUNTAS
1. ¿Qué papel
juega la iglesia en la
manifestación de la
gracia de Dios?
2. ¿Quién
dirige a cada creyente en el camino de la voluntad
de Dios?
3. Hacer un contraste entre el propósito de Dios en la edad actual y su propósito
en el reino milenial.
4. ¿Qué es necesario antes de que se
convierta el mundo?
5. Nombrar las
tres características principales que
constituyen los rasgos peculiares de esta era según
Mateo 13.
6. ¿Cuáles serán algunos de los resultados inmediatos para Israel y el mundo cuando el actual
propósito de Dios para la iglesia sea completado
en el arrebatamiento?
7. Según Hechos 15, ¿cuál es el orden del programa de Dios para bendecir a los gentiles y bendecir
a los judíos?
8. Describir el propósito presente de Dios
en la edificación
de su iglesia.
9. ¿Cuál es la comisión actual del creyente?
10. Nombrar diversos métodos por los cuales el creyente pueda ejercer
su privilegio de
extender el evangelio por el mundo.
11. ¿Cuáles son algunas de las condiciones
básicas para ser un mensajero efectivo
de Dios?
12. ¿En qué sentido es cada cristiano responsable de la predicación del evangelio
a toda criatura?
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