31. Santificación
por Lewis Sperry Chafer
A. La importancia de una interpretacion correcta
La doctrina de la santificación adolece de malos entendidos a pesar del hecho de que la Biblia provee de una revelación extensa
acerca de este importante tema. A la luz de la historia de la doctrina es importante observar tres leyes de interpretación.
1. El entendimiento correcto de la doctrina de la santificación depende de todo lo que la Escritura contenga con relación a este tema. La presentación escritural de esta doctrina es mucho más extensiva de lo que parece a aquel que únicamente lee el texto español; pues la misma
palabra original, griega o hebrea, que se traduce «santificar», en sus diferentes formas, se traduce
también «santo», ya sea en forma de sustantivo
o de adjetivo. Por lo tanto, si vamos a contemplar
esta doctrina de las Escrituras en todo su
alcance, tenemos que examinar no solo los pasajes
donde aparece la palabra «santificar», sino también aquellos donde se emplea la palabra «santo» en sus distintas formas.
Levítico 21:8 ilustra la similitud de significado entre las palabras «santo» y «santificar» según el uso de la Biblia.
Hablando de los sacerdotes,
Dios dice: «Le santificarás, por tanto, pues el pan de tu Dios ofrece; santo será para ti, porque
santo soy yo Jehová
que os santifico.» La misma palabra original, usada cuatro veces en este texto, se traduce
en tres formas diferentes: «santificarás»,
«santifico» y «santo».
2. La doctrina de la santificación no puede interpretarse por la experiencia. Solamente uno de los tres
aspectos de la santificación se
relaciona con los
problemas de la experiencia
humana en
la vida diana. Por lo tanto, Ia enseñanza de la Palabra de Dios no debe sustituirse por un análisis de alguna
experiencia personal.
Aun en el caso de que la santificación estuviese limitada a la esfera de
la experiencia
humana, no habría experiencia
que pudiera presentarse en forma indiscutible
como ejemplo perfecto, ni habría una explicación
humana de esa experiencia que fuera capaz de
describir en su plenitud esa divina realidad. Es la función de la Biblia interpretar la experiencia,
antes que ésta pretenda interpretar la Biblia. Toda experiencia que viene por obra de Dios debe
estar de acuerdo a las Escrituras.
3. La doctrina de la santificación debe encuadrarse en el contexto de Ia doctrina bíblica. El dar un énfasis desproporcionado a cierta doctrina,
o el hábito de buscar toda la verdad siguiendo
solamente una línea de enseñanza
bíblica,
conduce a serios
errores. La doctrina
de
la
santificación, al igual que cualquier
otra doctrina de las Escrituras,
representa y define un campo exacto dentro del propósito de Dios, y puesto que ella tiende a fines bien determinados, sufre
tanto cuando es exagerada
como cuando es presentada en
forma incompleta.
B. El significado
de las palabras que se relacionan con la santicación
1. «Santificar», en sus varias formas, es usada 106 veces en el
Antiguo Testamento v 31 veces
en el Nuevo Testamento y significa «poner aparte», o el estado de separación. Tiene que ver con posición y relación.
La base de la clasificación es que la persona o cosa ha sido puesta aparte, o
separada de los demás en posición y relación delante de Dios, de lo que no es santo. Este es el
significado general de la
palabra.
2. «Santo», en sus varias formas, es usado airededor
de 400 veces en el
Antiguo Testamento y
12 veces en el Nuevo Testamento, con relación a los creyentes y dando a entender
el estado de separación o ser puesto aparte, o ser separado de aquello que no es santo. Cristo fue «santo,
inocente, sin mancha, apartado de los pecadores». Por consiguiente, Él estaba santificado. Pero
hay también algunas cosas que
las palabras «santo» y «santificar», en su uso bíblico, no implican.
a) No implican necesariamente Ia impecabilidad, pues leemos de «gente santa>>, «sacerdotes santos>>, «profetas
santos>>,
«apóstoles santos>>, «hombres
santos>>,
«mujeres
santas>>,
hermanos
santos>>, «monte santo» y <templo santo>>. Ninguno
de ellos estaba sin pecado delante de Dios. Eran santos de acuerdo a alguna norma que constituya la base de su separación
de otros. Aun
los
cristianos de
Corinto, quienes estaban
cometiendo
una gran falta,
fueron llamados santos. Muchas cosas
inanimadas fueron
santificadas, y éstas no podían
estar relacionadas
con el
problema del pecado.
b)
La
palabra
«santo»
no
implica necesariamente finalidad. Todas
las
personas que
mencionamos en el punto
anterior fueron llamadas repetidamente a unos niveles más altos de santidad. Ellas fueron apartadas una y otra vez. Las personas o cosas llegaban a ser santas cuando
eran apartadas para
un propósito santo. Así fueron ellas santificadas.
3. «Santo» se usa con relación a Israel cerca de cincuenta
veces y con relación a los creyentes alrededor de sesenta y dos veces; se aplica solo a personas y tiene que ver con su posición ante
Dios. En este caso, la palabra no se asocia con la clase de vida de los creyentes. Ellos son santos porque han sido particularmente separados
en el plan y propósito de Dios. Son santos porque han sido santificados.
En varias epístolas (Ro. 1:7; 1 Co. 1:2) los creyentes son identificados como aquellos que son
«llamados a ser santos». Esto es muy engañoso; las palabras
«llamados a ser» deberían omitirse.
Los cristianos
son santos
mediante el llamado de Dios.
Los pasajes
antes citados
no están
anticipando
un tiempo cuando los hijos de Dios llegarán a ser santos. Ellos ya están santificados,
apartados y, por
consiguiente, ya son santos.
La santidad no es algo progresivo. Cada persona nacida de nuevo es tan santa en el instante de
su salvación como lo será en el tiempo futuro y en la eternidad.
La iglesia, la cual es el cuerpo de
Cristo. ha sido llamada a apartarse, a formar un pueblo
separado; ellos son los santos de esta dispensación. De acuerdo al uso de estas palabras, todos ellos están santificados. Todos ellos son
santos. Debido a que ignoran
la posición que tienen en Cristo, muchos cristianos no creen que
ellos son santos. Entre los títulos que el Espíritu da a los hijos de Dios, solo hay uno que se usa
más que el de santos. Los creyentes son llamados «hermanos» 184 veces, «santos» 62 veces y
«cristianos» solamente 3 veces.
C. Los medios
de santificación
1. Por causa de su infinita
santidad Dios mismo —Padre, Hijo y Espíritu—es eternamente santificado. Él está puesto aparte y separado
de todo pecado. Él es santo. El Espíritu es llamado Espíritu Santo. Él es santificado (Lv. 21:8;
Jn. 17:19).
2. Dios —-Padre, Hijo y Espíritu— santifica a otras personas.
a) El Padre santifica (1 Ts. 5:23).
b) El
Hijo santifica (Ef 5:26; He.2:11; 9:12 14; 13:12).
c) El Espíritu santifica (Ro. 15:16;
2 Ts. 2:13).
d) Dios el Padre santificó al Hijo
(Jn. 10:36).
e) Dios santifico a
los sacerdotes y al pueblo de Israel (Ex. 29:44; 31:13).
f) La voluntad
de Dios es nuestra santificación (1 Ts. 4:3).
g) Nuestra
santificación de parte de Dios se efectúa: por
medio
de nuestra unión con Cristo (1 Co.
1:2, 30); por la Palabra de Dios (Jn. 17:17; cf. 1 Ti. 4:5); por la sangre de Cristo (He. 9:13;
13:12); por el cuerpo de Cristo (He. 10:10); por el Espíritu (1 P. 1:2); por nuestra propia elección
(He. 12:14; 2 Ti.
2:21, 22); por la fe (Hch.
26:18).
3. Dios santifica días,
lugares y cosas
(Gn. 2:3; Ex. 29:43).
4. El
hombre
puede santificar
a
Dios. Esto puede hacerlo
al poner
a
Dios
aparte en el pensamiento como un Ser santo. Santificado sea tu nombre> (Mt. 6:9). Sino santificad
a Dios el Señor en vuestros corazones
(1 P. 3:15).
5. El hombre puede santificarse a sí mismo. Muchas veces Dios llamó a los israelitas a que se santificaran a sí mismos.
Él nos exhorta: «Sed
santos porque yo soy santo.» También:
«Así que, si alguno se limpia de estas cosas [vasos
de deshonra e iniquidad],
será instrumento para honra, santificado, útil al Señor» (2 Ti. 2:21). La auto santificación se puede realizar solamente por los
medios divinamente
provistos.
Los cristianos son exhortados a presentar sus cuerpos como un
sacrificio vivo, santo y agradable a Dios (Ro. 12:1). Se les exhorta a salir de en medio de los hombres y apartarse de ellos (2 Co. 6:17). Teniendo estas promesas, ellos deben limpiarse
«de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad
en el temor de Dios> (2
Co. 7:1). «Digo, pues: Andad en el
Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne» (Ga. 5:16).
6. El
hombre puede santificar
a personas y cosas.
«Porque el marido incrédulo es santificado en la mujer, y la mujer incrédula en el marido; pues de otra manera vuestros hijos serian inmundos, mientras que ahora son santos (santificados» (1 Co. 7:14). Moisés santificó al pueblo (Ex. 19:14).
«Y santificaron la casa
de Jehová» (2 Cr. 29:17).
7. Una cosa puede santificar a otra. «Porque ¿Cuál es mayor, el oro,
o el templo que
santifica al oro?» «¿Cuál es mayor,
la ofrenda, o el altar que
santifica la ofrenda?» (Mt. 23:17,
19).
En esta limitada consideración de las Escrituras sobre el tema de la santificación y la santidad
se hace evidente que el significado de la palabra
es separar con un propósito santo. Lo que es
puesto aparte no siempre es purificado.
A veces, lo que es separado puede participar del carácter de santidad, y en otras ocasiones
esto es imposible, como cuando se trata de cosas inanimadas. Sin embargo, una cosa que en sí misma no puede ser santa ni tampoco no santa, es tan santificada
cuando Dios la separa como lo es una persona cuyo carácter
moral puede ser transformado.
También es evidente que, cuando estas cualidades
morales existen, la limpieza y purificación son requeridas, aunque no siempre (1 Co.7:14).
D. Los tres
aspectos principales de la santificación
Aunque el
Antiguo Testamento contiene
una extensa revelación de
la
doctrina de la santificación, especialmente relacionada con la ley de Moisés
e Israel, el Nuevo Testamento proporciona una clara visión de los principales aspectos de la santificación. El Nuevo Testamento
considera tres divisiones
de la doctrina: 1) santificación posiciónal, 2) santificación experimental,
3) santificación final.
1. La santificación posicional es una santificación y una santidad que se efectúa por Dios a través del cuerpo
y la sangre derramada de nuestro Señor Jesucristo. Los creyentes han sido
redimidos y purificados en su preciosa sangre;
se nos han perdonado todos nuestros
pecados y hemos llegado a ser justos por medio de nuestra identificación con Él; justificados y purificados.
Ellos son los hijos de Dios. Y todo esto indica una separación y clasificación profunda
y eterna, por medio de la gracia salvadora de Cristo. Esta basada sobre los hechos de una posición
que son una verdad para cada cristiano. De ahí que
se dice que cada cristiano esta posicionalmente santificado y es un santo delante de Dios. Esta posición
no tiene otra relación con la vida diana del creyente que la de
poder inspirarle a vivir santamente. De acuerdo a las Escrituras, la
posición del cristiano en Cristo es
el incentivo más poderoso
para una vida de santidad.
Las grandes epístolas doctrinales observan este orden. Declaran primero las maravillas de la
gracia salvadora, y entonces concluyen con una exhortación a los creyentes para que vivan de
acuerdo a la nueva posición que Dios les ha concedido (cf.
Ro. 12:1; Ef. 4:1; Col. 3:1).
No hemos sido
aceptos en
nuestros propios méritos; somos aceptados
en el Amado. No somos justos en nosotros mismos: Él ha sido hecho
nuestra justicia. No somos redimidos en nosotros mismos, sino
que Cristo ha venido a ser nuestra redención. No somos santificados posicionalmente por la
clase de vida
que
diariamente estamos viviendo;
sino que Él nos
ha
sido
hecho nuestra santificación. La santificación posicional es tan perfecta como Él es perfecto.
Del mismo modo
como Él ha sido puesto aparte, nosotros, los
que estamos en Él, hemos sido puestos aparte.
La santificación posicional es tan completa para el más débil como para el más fuerte de los santos. Depende solamente de su
unión
y
posición en Cristo.
Todos los
creyentes
son
considerados como « dos santos». Y también como «los santificados» (nótese Hch. 20:32; 1 Co.
1:2; 6:11; He. 10:10, 14; Jud. 1). La prueba de que, a pesar de su imperfección, los creyentes
están santificados y son, como consecuencia, santos, se encuentra en 1 Corintios. Los cristianos de Corinto vivían una vida no santa (1 Co. 5:1-2; 6:1-8), y, sin embargo, dos veces se dice que
ellos habían sido santificados (1 Co.1:2; 6:11).
Por su posición, entonces,
los cristianos son correctamente llamados «los santos hermanos», y
«santos». Ellos han sido «santificados por la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una sola vez
(He. 10:10), y son «nuevos hombres» creados «conforme a Dios en justicia y en santidad de verdad»
(Ef. 4:24).
La
santificación
posicional y la santidad posicional son santificación
y
santidad «verdaderas». En su posición en Cristo, el cristiano
es justo y acepto delante de Dios para siempre. Comparado con esto, ningún
otro aspecto
de
esta verdad
puede tener
igual importancia. Sin embargo, no debe concluirse que una persona es santa o santificada solo porque
se diga que está en una posición santa o de santificación.
Aunque todos los
creyentes están
posicionalmente santificados,
no hay referencias
en las
Escrituras a su vida diaria. El aspecto de la santificación y la santidad de la vida diaria se encuentra en un conjunto muy diferente de porciones de la Escritura
que pueden asociarse bajo el
tema
de la santificación experimental.
2. La santificación experimental es el segundo aspecto de la doctrina
en el Nuevo Testamento y
tiene que ver
con
la
santificación como una experiencia
para el creyente.
Así
como la santificación posicional está
absolutamente
desligada
de
la vida
diaria, así
la santificación
experimental está absolutamente desligada
de la posición
en Cristo. La santificación experimental puede depender: a) del grado de rendición
del creyente a Dios, b) del grado de separación del
pecado, c) del grado del crecimiento espiritual.
a) La santificación experimental es el resultado de la rendición
a Dios. La completa dedicación de nosotros mismos a Dios es nuestro culto racional:
«Así que, hermanos, os ruego pon las
misericordias
de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio viva, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional» (Ro. 12:1). Hacienda
esto, el cristiano es puesto aparte pan su
propia elección. Esta es una
voluntaria separación para Dios y es un aspecto importante de la santificación experimental. «Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de
Dios, tenéis por vuestro fruto la santificación» (Ro. 6:22). Lo mismo que en el
caso
de
la justificación
y
del perdón,
la
santificación
no
se puede
experimentar como sentimiento o emoción.
Una persona puede disfrutar de paz y tener plenitud
de gozo por creer que él está puesto aparte para Dios. Así también, par el hecho de rendirse a Dios, se
hace
posible una
nueva
plenitud del
Espíritu, que produce
bendiciones antes
no
conocidas. Esto puede suceder gradual a súbitamente. Peno en todo caso no es la santificación lo
que se experimenta; es la bendición
del Espíritu realizada a través de la santificación o de una separación para Dios.
b) La santificación experimental es el resultado
de la liberación del pecado. La Biblia toma en cuenta los pecados de los cristianos de una manera completa.
No enseña solamente que los que
no tienen pecado
son salvos;
pon
el contrario,
existe una
exacta consideración de ellos
y una abundante provisión pana
los pecados de los santos. Esta provisión
puede sen preventiva y curativa.
Hay tres provisiones divinas para la prevención
del pecado en el cristiano: 1) La Palabra de
Dios con sus claras instrucciones (Sal. 119:11); 2) el ministerio actual de intercesión que Cristo realiza
desde el cielo (Ro. 8:34; He. 7:25; cf.
Lc. 22:31-32; Jn. 17:1-26); y 3) el
poder capacitador del Espíritu que mona
en
el creyente (Ga. 5:16; Ro. 8:4). Sin embargo, si el cristiano cae en
pecado, hay un remedio provisto por Dios, y es el oficio de abogado defensor que Cristo realiza
desde el cielo en virtud de su muerte expiatoria. Solamente por este medio pueden ser guardados con seguridad los imperfectos
creyentes.
Es imperativo que Dios prevenga el pecado
en el caso de cada hijo suyo, por cuanto mientras el creyente esté en el
cuerpo, conservará su naturaleza caída y
será vulnerable al pecado (Ro. 7:21; 2
Co. 4:7; 1 Jn. 1:8). Las Escrituras
no prometen la erradicación de esta naturaleza; en cambio, promete una victoria
permanente, momento a momento, por el poder del Espíritu (Ga. 5:16-23).
Esta victoria será realizada cuando se la reclame por fe y se cumplan las condiciones
necesarias para una vida
llena del Espíritu.
Jamás se dice que la naturaleza
pecaminosa misma haya muerto.
Fue crucificada, muerta y
sepultada con Cristo; pero puesto que esto sucedió hace
dos mil años y aún la
vemos
en acción, la expresión se refiere
a un juicio divino
contra la naturaleza
pecaminosa que fue ejecutado en Cristo cuando
Él «murió al pecado». No existe una enseñanza bíblica en el sentido de que
algunos cristianos han muerto al pecado
y otros no. Los pasajes
incluyen a todos los que son salvos (Ga. 5:24;
Cal. 3:3). En la muerte de
Cristo todos los creyentes han muerto al pecado; pero no
todos los creyentes han tomado posesión de las riquezas
provistas en aquella muerte. No se
nos pide que muramos experimentalmente, o que pongamos en práctica su muerte; se nos pide
que nos «consideremos» muertos al
pecado. Esta es responsabilidad
humana (Ro. 6:1-14).
Toda victoria
sobre el pecado es en sí misma una separación
hacia Dios y, por lo tanto, es una
santificación. Esa victoria debiera ir en aumento a medida que el creyente se va dando cuenta de
su incapacidad y comienza a maravillarse
en el
poder divino.
c) La
experiencia de la
santificación está relacionada
con
el
crecimiento
cristiano.
A los cristianos les falta madurez en
la sabiduría, el conocimiento,
la experiencia y la gracia. Se les
dice que deben crecer en
todas estas cosas, y ese crecimiento
debe sen manifiesto.
Deben crecer €en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo» (2 P. 3:18). Al contemplan la
gloria del Señor como en
un espeja, «omos
transformados de gloria en
gloria en la misma
imagen, coma par el Espíritu del Señor» (2 Co. 3:18).
Esta transformación tendrá el efecto de ponerlos cada vez más lejos
del pecado. En ese sentido
serán más santificados.
El cristiano
puede ser «irreprensible», aunque no se puede decir que
no tiene faltas. El
niño que con mucho trabajo hace sus primeras letras en un cuaderno es irreprensible en la tarea realizada,
pero su trabajo no es perfecto.
Podemos caminar en la medida completa de nuestro entendimiento
actual; sin embargo, sabemos que no vivimos a la altura de la mayor luz y experiencia que tendremos mañana. Hay perfección dentro de la imperfección. Nosotros, siendo tan imperfectos,
tan faltos de madurez, tan dadas al pecada, podemos «permanecen en Él»
3. Santificación definitiva es aquel
aspecto
relacionado con nuestra
perfección final, y la
poseeremos en La gloria. Por su gracia y par su poder transformador, Él nos habrá transformada
de tal
modo —espíritu, alma y cuerpo— que seremos coma él es, seremos «cnformadas a su imagen» Entonces
nos hará entrar «prfectos»en la
presencia de su gloria. Su esposa
estará libre de toda «mncha y arruga» Par lo tanto, es propia que nos «abstengamos de toda apariencia de mal. Y
el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida
de nuestro Señor Jesucristo» (1 Ts. 5:22-23).
PREGUNTAS
1. ¿Por qué
es necesario tener una comprensión correcta
de la doctrina de
la santificación?
2. ¿Cuál es el sentido básico de la santificación en las Escrituras
y qué palabras se usan para expresarla?
3. ¿Cuáles son los peligros de interpretar la doctrina de la santificación por
la experiencia?
4. ¿Cómo se puede relacionar adecuadamente la doctrina de la santificación con otras doctrinas
bíblicas?
5. ¿Hasta qué punto se menciona en la
Biblia la santificación en sus
diversas formas?
6. ¿Implica la santificación una perfección total en relación al pecado, a una decisión de llegar
a la santidad?
7. ¿Hasta qué punto está relacionada la santificación con la calidad
de nuestra vida cotidiana?
8. ¿Por qué
la santidad no está sujeta a
progresos?
9. ¿En qué sentido se dice que Dios
Padre, Hijo y Espíritu
Santo santifican a las personas?
10. ¿En qué sentido santifica Dios los días, lugares
y cosas?
11. ¿En qué sentido puede un
hombre santificar
a Dios?
12. ¿En qué sentido puede un hombre santificarse a si misma?
13. ¿.Es posible que un hombre santifique personas
y cosas?
14. ¿Cómo puede
una cosa santificar a otra cosa?
15. ¿Cómo se
relaciona la santificación a la purificación de
un objeto, en sus diversos usos?
16. ¿Cuáles son los tres aspectos importantes
de la santificación?
17. ¿Cómo se
efectúa la santificación posicional?
18. ¿Cuál es la relación entre
santificación posicional y vida
santa en las epístolas doctrinales?
19. ¿Hasta qué punto está la santificación posicional inmediatamente completa para cada hijo
de Dios?
20. ¿Cuál es la diferencia entre santificación experimental y santificación posicianal?
21. ¿De qué factores depende la santificación experimental?
22. ¿Qué relación
han entre Ia rendición a
Dios y la santificación experimental?
23. ¿Qué relación
hay
entre la santificación experimental y
las emociones?
24. ¿Cuál es la relación entre
la santificación experimental y la liberación del pecado?
25. ¿Cuales son las tres provisiones de Dios
para que el cristiano
pueda prevenir el pecado?
26. Hacer un contraste entre el método
divino para la liberación del pecado con el método
sugerido de la erradicación de la naturaleza pecaminosa del
hombre.
27. ¿Es verdadero
afirmar que algunos cristianos han muerto al pecado y
otras no?
28. ¿Que significa el mandamiento de
que nos «consideremos» muertos
al pecado?
29. ¿En qué forma está relacionada la santificación experimental
con el crecimiento cristiano?
30. ¿Cuál es la diferencia entre afirmar que un cristiano es «irreprensible» y afirmar que es
perfecto?
31. Hacer un contraste entre nuestra experiencia actual de santificación y nuestra santificación
definitiva en los cielos.
32. Hacer un contraste entre la posición y estado espiritual actual del creyente y su posición
y estado en el cielo.
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