34. La Elección
Divina
por Lewis Sperry Chafer
A. Definición de elección
Las Escrituras
revelan a Dios como un soberano absoluto que por su propia voluntad quiso
crear el universo
y dirigir su historia de acuerdo con un plan preordenado. El concepto de un Dios
infinito y omnipotente
concuerda con el hecho de que El sea soberano y tenga poder para
ejecutar su programa en la forma que El lo quiso determinar. Sin embargo, la comprensión de
ese plan por parte del hombre presenta innumerables problemas y, en particular, el de cómo puede el hombre obrar libre y responsablemente
en un universo programado.
Los sistemas humanos de pensamiento han tenido la tendencia
a ir a los dos extremos, uno en que el propósito soberano de Dios se presenta
como absoluto, o el otro en que se magnifica la libertad del hombre hasta el punto de que Dios ya no tiene control sobre las cosas. Al tratar de
resolver esa dificultad, la única solución es acudir a la revelación divina y tratar de interpretar
la experiencia humana sobre la base de lo que la Biblia enseña.
En las Escrituras,
el propósito soberano de Dios se extiende
a naciones e individuos.
Se hace referencia a Israel como nación elegida
(Is. 45:4; 65:9, 22). La palabra «electo» se aplica con
frecuencia a individuos
que son elegidos para salvación
(Mt. 24:22, 24, 31; Mr. 13:20, 22, 27; Lc. 18:7; Ro. 8:33; Col. 3:12; 1 Ti. 5:21; 2 Ti. 2:10; Tit. 1:1; 1 P. 1:2; 5:13; 2 Jn. 1, 13). La misma expresión se usa para referirse a Cristo (Is. 42:1; 1 P. 2:6). Además de la palabra elegido,
se menciona el hecho de la elección (Ro. 9:11; 11:5, 7, 28; 1 Ts. 1:4; 2 P. 1:10). El pensamiento de
la elección es que la persona o grupo mencionado
han sido elegidos para un propósito divino generalmente relacionado
con la salvación.
La palabra <<escogido>
es sinónimo de la palabra <<elegido>>. Se aplica a Israel (Is. 44:1), a la iglesia
(Ef. 1:4; 2 Ts. 2:13;
1 P.
2:9), y también a los apóstoles (Jn.
6:70; 13:18; Hch. 1:2).
Una cantidad de expresiones están relacionadas con el concepto
de elección o ser escogido, tales
como
<destinado>>
(1
P. 1:20)
y
<predestinación>> (Ro. 8:29, 30;
Ef. 1:5,
11).
El
pensamiento es el de determinar de antemano, como en Hechos 4:28, u ordenar de antemano
como en Judas 4 y
Efesios 2:10. Además, hay una referencia frecuente a este concepto en la
Biblia, donde se usa la palabra <decretado> (2 Cr. 25:16), <acordó> (Is. 19:17), <determinado>
(Lc. 22:22), <prefijado> (Hch.
17:26). El pensamiento en todas estas expresiones es que la elección de Dios precede al acto y
es determinado por su voluntad
soberana.
La elección,
la preordenación y la predestinación se han hecho según
el divino propósito de Dios (Ef.
1:9;
3:11), y en las Escrituras están relacionadas con la
presciencia de Dios (Hch. 2:23; Ro. 8:29; 11:2; 1 P. 1:2).
Otra palabra relacionada es la palabra <llamar>,
como en Romanos
8:30 y muchos
otros pasajes (1 Co. 1:9; 7:18, 20,
21, 22, 24; 15:9; Ga-5:13; Ef. 4:1, 4;
Col. 3:15;
1 Ti. 6:12; He. 5:4; 9:15; 1 P. 2:21; 3:9; 1 Jn. 3:1). En Jn. 12:32 nuestro Señor se refirió
al llamamiento como la acción de atraer los hombres a Dios (cf. con Jn. 6:44). Todos estos pasajes
implican que un Dios soberano está llevando
a cabo su propósito;
en su propósito ciertos
hombres han sido escogidos
para salvación, y ciertas
naciones, especialmente Israel,
han sido escogidas para
cumplir un propósito
divino especial
B. El hecho
de la elección divina
Aunque la doctrina de la elección escapa a la comprensión
humana, está claramente enseñada en
las Escrituras. En virtud de la elección divina, Dios ha escogido a ciertos
individuos para
salvación y los predestinó para que fuesen conformados según eh carácter de su Hijo Jesucristo (Ro. 16:13; Ef. 1:4-5; 2 Ts. 2:13; 1 P. 1:2). Es claro que la elección tiene su origen en Dios y que esta elección es parte
del plan eterno de Dios.
La elección divina no es un acto de Dios en el tiempo, sino una parte de su propósito
eterno. Esto aparece en numerosos pasajes tales como Efesios 1:4 que dice: "Según nos escogió en él
antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él en amor."
Según 2 Timoteo 1:9, nuestra elección es "según el propósito suyo y gracia que nos fue dada en Cristo
antes de los tiempos de los
siglos". Por cuanto el plan
de Dios es eterno, la elección, como parte
esencial del plan, debe ser
eterna.
Un problema difícil de resolver en la doctrina de la elección es la relación
entre la elección
y la presciencia. Una forma de interpretación
que tiende a suavizar el concepto
de elección se levanta sobre la idea
de
que
Dios
sabía quiénes
iban a recibir
a
Cristo, y sobre
la
base de ese
conocimiento los eligió para salvación. Sin embargo, este concepto
tiene problemas inherentes
porque hace que Dios esté sujeto a un plan en el cual Él no es soberano. Aunque la elección y la
presciencia son coextensivas, la presciencia
en sí no sería determinativa.
Aunque los
teólogos han luchado
con estos
problemas
y no han
llegado a
conclusiones satisfactorias, una solución posible es comenzar por reconocer que Dios es omnisciente, esto es,
que Él tenía conocimiento de todos los planes posibles para el universo.
De todos los planes
posibles con sus infinitas
variantes Dios escogió
un
plan. Habiendo
escogido un plan
y
conociéndolo en todos sus detalles, Dios podía conocer anticipadamente quiénes iban a ser salvos o electos y todos los detalles acerca de la salvación
de ellos.
Sin embargo, el problema inmediato que se
presenta al intérprete es el de la libertad humana.
Por la experiencia y según las Escrituras, parece evidente que el hombre tiene
decisiones que hacer. ¿Cómo se puede evitar la llegada
a un sistema fatalista en que todo está predeterminado y no quedan elecciones
morales que realizar?
¿Es la responsabilidad humana una burla, o es real? Estos son los problemas que enfrenta el intérprete de las Escrituras en relación con esta difícil
doctrina.
Aunque los teólogos
no han podido resolver completamente el problema de la elección divina
en relación
a las decisiones
humanas y a la responsabilidad moral del hombre, la respuesta
parece ser que, al elegir un plan Dios, escogió el plan como un todo, no parte por parte. El sabía de antemano, antes de la elección
del plan, quién sería salvo y quién no serla salvo en tal plan.
Por fe debemos suponer que Dios eligió el mejor plan posible, y que si hubiera habido un plan mejor, éste habría sido puesto en
operación
porque Dios lo habría elegido. El plan incluía
muchas
cosas que Dios mismo haría, tales como la creación y el
establecimiento de la ley natural incluía lo que Dios soberanamente escogió hacer por sí mismo, tal como el revelarse
por medio de profetas
e
influir sobre
los
hombres
en
sus
elecciones aun cuando ellos siguen
siendo
responsables por las elecciones que hacen.
En otras palabras, el plan incluía dar al hombre cierta libertad de elección, y de ello sería
responsable. El hecho de que Dios supiera bajo cada plan qué haría cada hombre no significa que Dios forzase al hombre a hacer
algo contra su voluntad para luego
castigarlo por ello.
En el notable ejemplo de la crucifixión de Cristo, en torno a
la cual giraba todo el plan de Dios, Dilato
libremente escogió crucificar a Cristo y fue hecho responsable de ello. Judas
Iscariote decidió libremente traicionar
a Cristo y fue tenido
por responsable de ello. Sin embargo, las
decisiones de Pilato y de Judas eran parte esencial del programa de Dios y eran cosa cierta antes que ellos las ejecutaran.
En consecuencia, aunque hay problemas de comprensión humana, la mejor solución es aceptar lo
que la
Biblia enseña, sea que entendamos o no. A veces las mejores
traducciones ayudan, como en 1 Pedro 1:1-2, donde dice que los cristianos son <<elegidos
según la presciencia de Dios
Padre>, lo que
hace que la elección
esté sujeta al conocimiento anticipado de Dios. Sin
embargo, la palabra elegidos>> califica a la palabra <<expatriados>> del versículo 1, y no está
enseñando el orden lógico de la elección en relación con la presciencia, sino el hecho de que son coextensivas.
Alguna ayuda se puede hallar en el hecho de que todo el proceso del propósito divino, elección y presciencia son eternos. Todo lo que el hombre puede hacer es tratar de establecer una relación lógica, pero todas estas cosas han sido verdaderas en la mente de Dios, y Dios no llegó a sus
decisiones después de considerar largamente las dificultades de cada plan. En otras palabras,
jamás hubo otro plan, y así todos los aspectos del propósito eterno de Dios son igualmente eternos.
Entonces debemos llegar a la conclusión de que la elección y los términos relacionados se enseñan claramente en la Biblia, y que significa que algunos fueron escogidos
para salvación y los demás, al no ser elegidos,
fueron pasados por alto. La elección es eterna y no es un acto de Dios realizado
en el tiempo. En la elección Dios no se ajusta a la presciencia, aunque la elección
procede de la omnisciencia divina. Aunque hay serios problemas en la comprensión humana de esta doctrina, debemos someternos a la revelación divina aun cuando no podamos comprenderla completamente.
C. Defensa
de la doctrina de la elección
Aunque algunos teólogos,
para resolver el problema, han tratado de dar explicaciones que
suprimen la doctrina de
la elección, en realidad,
al negar lo que la
Escritura enseña,
los argumentos presentados en contra de la elección divina proceden de malentendidos. A veces se afirma que sostener la elección es afirmar que Dios es arbitrario. Por supuesto, esto surge de la
incredulidad. Dios es soberano,
pero su soberanía es siempre sabia, santa,
buena y llena de amor.
Otra objeción que se presenta con frecuencia es que esta doctrina hace a Dios injusto al no incluir a todos en su propósito de salvación. En este punto, debemos observar que Dios no está obligado a salvar a ninguno y que solo salva a los que quieren creer. Aunque la obra de Dios en la salvación
de un individuo es inescrutable —ya que obviamente hay un acto de gracia cuando una persona cree en Cristo y es salva—, la Biblia claramente ordena al hombre que crea Hech.
16:31). Nadie
es salvado contra su voluntad, y nadie
deja
de creer contra su
voluntad.
Una objeción muy común a esta doctrina es que desalienta el esfuerzo
misionero de llevar
el evangelio a los perdidos y desalienta
a los que desean
ser salvos. La respuesta es que Dios ha incluido en su plan que el evangelio sea predicado a toda criatura y que Dios desea la salvación
de todos (2 P. 3:9). Sin embargo, al establecer
un universo moral en que los hombres escojan
entre creer o no creer,
es inevitable que algunos se pierdan.
Otra objeción es que si algunos son elegidos
para salvación y otros son elegidos
para que no se
salven, éstos no tienen esperanza en su estado de perdición.
Las Escrituras claramente enfatizan que algunos son elegidos
para salvación, y que los inconversos están destinados
a su suerte, no porque
los hombres que
deseaban
ser salvos no pudieron
obtener la salvación,
sino siempre sobre la base de que los que no se salvan escogieron no ser salvos. La misericordia de Dios se
muestra en su paciencia, como en Romanos 9:21-22 y 2 Pedro 3:9. Nadie podrá jamás ponerse
delante de Dios y decirle:
«Yo quería ser salvo, pero no pude porque
no fui elegido.»
Aunque los grandes sabios y los estudiantes de la Biblia en general seguirán luchando con esta difícil doctrina, el hecho de la elección divina está claramente presentado
en las Escrituras,
y los que son salvos, aunque no estaban
enterados de la doctrina cuando aceptaron a Cristo, pueden
gloriarse en el hecho de que estaban en el plan de Dios desde la eternidad
pasada y que su salvación es una suprema
ilustración de la gracia de Dios. Un Dios que es soberano
y eterno lógicamente debe tener un programa planeado. Sobre la base de la revelación
bíblica, el creyente
en Cristo solo puede concluir que el plan de Dios es santo, sabio y bueno, que Dios es un Dios paciente y que está preocupado por el estado perdido
de los que rechazan la salvación,
para preparar la
cual Cristo murió.
PREGUNTAS
1. ¿Por qué
es razonable suponer que Dios
tiene
un plan soberano para el universo?
2. ¿ Cuáles son los dos extremos a que ha tendido
el pensamiento humano en relación con el propósito soberano
de Dios?
3. ¿Cómo se puede demostrar
que el propósito soberano de Dios se extiende a individuos y naciones así como a otros
grupos?
4. ¿Cuá1es
son las diversas palabras usadas para
expresar la idea de elección?
5. ¿Cuál es la idea central de todas las
expresiones usadas en relación con la elección?
6. ¿Qué es lo que se lleva a cabo
por la elección divina?
7. ¿Qué evidencia
apoya la idea
de que la elección divina fue desde
la eternidad pasada?
8. ¿En qué forma se relaciona la elección con la
presciencia?
9. ¿Cómo se puede resolver el problema de la relación
que hay entre la libertad humana y la
elección divina?
10. Explicar
cómo se ha incluido en el plan divino la
libertad humana.
11. Explicar en qué es la crucifixión
de Cristo una ilustración
sobresaliente de la libertad
humana
y del
plan de Dios.
12. ¿Por qué
debe un individuo aceptar la doctrina
de la
elección aun si no la
entiende?
13. ¿Cómo se pueden responder las objeciones a la elección en que se alega que se hace a Dios
arbitrario e injusto?
14. ¿Cómo respondería usted a las objeciones
de que la doctrina de la elección se opone a los
esfuerzos misioneros?
15. ¿Por qué
era necesario en el plan de Dios que algunos
fueran perdidos?
16. ¿Da la doctrina de la elección una excusa
a los perdidos para no salvarse?
17. ¿Hay evidencia de que el plan de Dios es santo, sabio y bueno y que Dios es paciente y está
realmente preocupado por el estado
de perdición de los que se niegan a recibir la salvación?
No hay comentarios:
Publicar un comentario